Los bloqueos
- Mauricio López Lumi
- 12 sept 2016
- 6 Min. de lectura
El Reiki actúa sobre los bloqueos que, de origen eminentemente energético, devienen en físicos, afectivos o mentales.

Causas de los bloqueos.
Dolores de cabeza, molestias circulatorias, jaquecas, problemas digestivos, inapetencia, quistes, insomnio, tos, congestión nasal y todos los restantes síntomas que nos pueden afectar son signos de un desequilibrio energético. Y muchas veces pueden ser, además, manifestaciones de un bloqueo que se da a otro nivel (afectivo, mental) y que el cuerpo lanza a modo de pedido de auxilio.
Para decirlo de manera metafórica, el síntoma (cualquiera sea éste) es la punta del iceberg de un problema que, como el resto del iceberg, se encuentra oculto.
¿Cuáles son esos bloqueos que puede causar uno o varios síntomas físicos? Veamos algunos ejemplos.
Los sentimientos reprimidos o no vividos.
Las necesidades básicas insatisfechas.
Las influencias negativas.
Los conflictos no resueltos.
La influencia del entorno materialista.
Los sentimientos no vividos o reprimidos ocasionan a menudo los bloqueos.
Pasaré a relatar un caso que he conocido muy de cerca. Refiere a una de las personas que apliqué Reiki.
Simón fue un niño que conocí en Caracas – mientras me hallaba dando uno de mis seminarios – pero que provenía de un pequeño poblado rural del interior. Sus padres habían concurrido a mi seminario de iniciación y me comentaron, al finalizarlo, que estaban preocupados por su pequeño hijo de seis años quien, de un tiempo a esa parte, manifestaba problemas de audición, si bien antes, nunca había sufrido de ello. Les ofrecí a los padres darle Reiki a Simón y, por supuesto, ellos accedieron encantados. En los siguientes días, el niño acudió gustoso a las sesiones, al final de las cuales, charlábamos cada vez con mayor confianza. Al cabo de unos días el niño, me relata el siguiente hecho: hacía pocos meses había nacido su hermana (hecho del cual yo ya tenía conocimiento) y, tal como aún suele hacerse en algunas zonas alejadas de las grandes urbes, el parto se realizó en la casa. Mientras la madre daba a luz, el niño permanecía con su tía (hermana de la madre) en otro cuarto, desde donde escuchaba claramente las quejas y los gritos de su madre. En medio del relato, Simón me dice: “Mamá gritaba fuerte y a mí eso me daba mucho miedo. Y como no está bien que un hombrecito tenga miedo, decidí que no iba a escuchar los gritos de mamá”. A partir de esa decisión de bloquear ese miedo que no podía manejar, comprender ni, mucho menos, soportar, Simón bloqueó también su oído. Felizmente, al hablarlo con él y seguir aplicándole Reiki, Simón recuperó poco a poco la audición perdida.
El ejemplo que acabo de exponer señala cuán benéfico puede resultar el entendimiento global de los síntomas y de las enfermedades: si comprendemos, si aprehendemos la verdadera historia de su origen y logramos aceptar sus conexiones psicosomáticas desde el contexto de nuestra propia historia, entonces los síntomas habrán cumplido con su objetivo de ser un llamado de auxilio y, por lo tanto, desaparecerán.
Las necesidades básicas insatisfechas.
Otra causa frecuente de los bloqueos son las necesidades básicas insatisfechas. Una de nuestras necesidades primordiales es la de sentirnos amados de manera incondicional y la de experimentar ternura y seguridad en el acto de tocar y ser tocados. El ser humano es un ente social por naturaleza y depende (especialmente en los primeros estadios de su desarrollo) de la ayuda de los demás y del amor que se le prodigue. El contacto físico y el recibir atención amorosa constituyen dos factores esenciales para mantener nuestra salud, tanto física como mental y, sobre todo, afectiva.
Valga para ilustrar eso el muy conocido ejemplo de esos niños huérfanos que, viviendo en orfanatos y teniendo cubiertas sus necesidades elementales en el orden de lo material (casa, comida y ropa), enferman o, más directa y dramáticamente, mueren porque carecen de alguien que los cuide, los acaricie, les hable y se interese por ellos desde el amor.
Sin llegar a casos tan extremos, el tipo de contacto que sentimos de nuestros padres mientras éramos niños (y muy especialmente, bebés), el haber recibido o no la atención necesaria, el hecho de que nos hayan sujetado con suavidad y firmeza o, contrariamente, nos alzaran de manera descuidada y a las apuradas, todo ello ha quedado grabado a fuego en nuestra memoria inconsciente y, sin dudas, ha sido determinante para el estado de nuestro chakra corazón generando un bloqueo que dé lugar a síntomas. El Reiki está a nuestra disposición para descubrirlo, entenderlo y remediarlo.
Las influencias negativas.
Las influencias negativas (especialmente las que provienen de los familiares directos y se producen durante la infancia) también son causa recurrente de bloqueos. Una vez, en Santiago de Chile, transmití Reiki a Macarena, una joven de poco más de 20 años con problemas en las manos. Concretamente, experimentaba de manera intermitente, temblores. Por esa razón se había sometido a numerosos estudios médicos que habían revelado que no existía causa orgánica en absoluto para que se presentara esa sintomatología. Acudió a mí en busca de Reiki y, como sucede muchas veces, la armonización de los chakras provocó un desbloqueo que hizo que aflorarán recuerdos reprimidos, y esto le permitió llegar al verdadero nudo del problema: cuando era pequeña y algún objeto se le caía de sus manos (cosa muy frecuente en la etapa en que los niños están aprendiendo a agarrar las cosas), su madre la reprendía de manera cruel, pegándole en las manos y diciéndole: “Todo se te cae … pareces una vieja temblorosa”. Esa frase se grabó a fuego en su inconsciente y “operaba” produciéndole temblores y convirtiendo en una triste realidad el designio materno: efectivamente, la joven Macarena era, por momentos, una vieja temblorosa. El Reiki fue de notable ayuda para que ella pudiera ver eso e iniciara su proceso de curación real. Tiempo después, recibí de ella un mail agradeciendo, en el cual me contaba que los temblores se habían hecho cada vez más esporádicos, hasta que habían desaparecido por completo.
Los conflictos no resueltos.
Los conflictos no resueltos suelen ser otra causa común de los bloqueos. Nuestro espíritu, de forma natural, anhela y va hacia un estado integral, de manera similar al río que va hacía el mar. Por eso, ya sea de forma consciente o inconsciente, buscamos una y otra vez situaciones que nos ofrezcan la oportunidad de solucionar los viejos conflictos, de resolverlos desde una experiencia más amplia. ¿Cuáles son estos conflictos no resueltos? Los hay de diversa índole. Una de ellas es la muerte de un ser querido a la cual hemos respondido adaptándonos, pero sin haberla asimilado verdaderamente. Otro caso muy frecuente es el de separaciones matrimoniales con las mismas características: se las acepta de manera resignada, sin asimilarlas realmente. ¿Cuántas mujeres viven pendientes de lo que dice y hace su ex marido aunque la separación se haya producido hace años? Eso indica que se trata de una situación irresuelta. Y todo aquello no resuelto, aquello que se encuentra “pendiente” indefectiblemente, se muestra en el cuerpo: nuestra postura corporal así como nuestro tono muscular delatan en qué ámbitos se han formado bloqueos y se ha estancado la energía. Esas áreas bloqueadas impiden el libre flujo y circulación de nuestra fuerza vital, así como restringen la conexión clara entre los niveles corporal, mental y espiritual. También en esos casos, el Reiki es una ayuda invaluable para recuperar la armonía y el equilibrio.
Las influencias del entorno materialista.
Las influencias del entorno materialista, especialmente en el mundo occidental, también son, lamentablemente, una constante fuente de bloqueos. De forma casi permanente y, de manera particular, a través de los distintos medios de comunicación, se impulsa a las personas al consumo compulsivo e indiscriminado, a vivir más en el “tener” que en el “ser”. De esa manera, los individuos comienzan por desoír y terminan por desconocer sus necesidades verdaderas y profundas, las que parten del núcleo del ser. En detrimento de esto, se dedican a satisfacer necesidades falsas; de esas manera viven pendientes de cambiar su automóvil por un modelo más nuevo, se endeudan para comprar a crédito todo electrodoméstico que aparezca en el mercado (sea necesario o no), cambian de guardarropa cada temporada sólo en pos de seguir los dictados de la moda, etc. De esa manera, se dedican a amontonar propiedades materiales y se conforman con sensaciones externas que las llevan al distanciamiento, a las dificultades de comunicación y a un aislamiento progresivo. Naturalmente, todo ello se refleja en el cuerpo en forma de bloqueos diversos. Y el Reiki puede ayudar, en estos casos, en dos sentidos: disolviendo esos bloqueos y ayudando al individuo para que se reconecte con sus necesidades más genuinas y profundas.
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