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QUÉ ES REIKI

Bajo el paraguas de las llamadas “medicinas alternativas” existe una variedad de terapias que pueden ser denominadas como medicina energética.   

 

La medicina energética es un amplio campo que cubre una variedad de prácticas terapéuticas de muchas partes del mundo. Básicamente, se caracteriza por lograr resultados, tanto a nivel físico como psíquico, a partir de operar sobre el cuerpo energético de la persona, lo cual puede hacerse a partir de los denominados chakras, de los meridianos transportadores de energía o del aura o cuerpo áurico.

 

A través de la historia, en textos y relatos de culturas diversas y variadas tradiciones podemos encontrar múltiples pruebas sobre los conocimientos que tenían las más variadas tribus, etnias y pueblos acerca de cómo canalizar la energía vital universal, denominada chi por los chinos, prana por los hindúes y luz o fuerza divina por los cristianos. Todos ellos, ya sean iniciados o maestros, aprendían cómo curar o aliviar dolencias y enfermedades varias poniendo en movimiento y canalizando adecuadamente la Energía Vital Universal.

 

 

¿Qué son los chakras?

 

Son siete centros energéticos ubicados en el cuerpo; cada uno de ellos se vincula a diferentes aspectos de nuestra vida y maneja una energía particular que transmite al resto del cuerpo físico, mental y espiritual. Tienen la misión de controlar el flujo energético corporal, desde aquel que se relaciona con lo más básico, primitivo y material (primer chakra) hasta la energía más alta y trascendente (séptimo chakra). Cada uno de ellos funciona como una suerte de válvula interconectada que se abre por sí sola y permite captar, canalizar y almacenar de manera adecuada la Energía Vital Universal. Al tratarse de un sistema armónico, al producirse una disfunción, desarmonización o bloqueo en una parte de él (chakra) esto genera necesaria e inevitablemente un impacto en el resto.

 

Más adelante ampliaremos este tema …

 

Historia del Reiki.

 

La cura por imposición de manos tiene una, podríamos llamarla “prehistoria” milenaria: es lo que hoy se conoce como doctrina primitiva del Reiki. Por otro lado, tiene una “historia” que empieza en el siglo XIX con el descubrimiento del Dr. Usui, continúa con sus discípulos y llega hasta nuestros días.

 

En realidad y bien vale aclararlo, lo que el Dr. Usui realizó no fue un descubrimiento en el sentido cabal del término, sino un redescubrimiento de un saber que había logrado sobrevivir a través de siglos y siglos. Usui se convierte, de esa manera, en una suerte de renovador de la doctrina primitiva del Reiki al sumar a cierto número de prácticas antiguas, arcaicas y atávicas, otras más modernas.

 

El redescubrimiento del Reiki y la posibilidad de haberlo vuelto accesible, son méritos innegables del Dr. Usui y sus sucesores, pero lo cierto es que las raíces de esta disciplina se hunden en la noche de los tiempos. Un poco más adelante se podrá ver cómo Usui se encontró en el Reiki con los antiguos sutras budistas, con lo cual podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que es evidente que tanto Buda como sus discípulos conocían las virtudes del Reiki como método curativo y las aprovechaban.

 

En otra entrada ampliaremos la historia del Reiki hasta la actualidad; la herencia del Dr. Usui: Chijiro Hayashi y Hawayo Takata, el linaje Reiki, corrientes del Reiki, Reiki Tera Mai, Magnified Hearlin y Seichim Seikhem (Cura egipcia).

                                                                                                                               Dr. Mikao Usui

El sistema tradicional Usui comprende cuatro niveles:

 

Primer Nivel de Reiki

Segundo Nivel de Reiki

Tercer Nivel de Reiki

Maestria Usui

 

REIKI es un término japonés que significa “Energía Vital Universal” o “Energía Universal de Vida”. La sílaba Ki alude a la energía universal, ilimitada e inagotable; Rei constituye parte de ese gran caudal energético: nuestra fuerza personal. De esa manera, Reiki alude a la confluencia de la Energía Vital Universal con nuestra fuerza vital y personal; hace referencia a la introspección y al intercambio entre la fuerza del Todo Universal y la potencia energética individual, presente en todo ser humano.

 

 

 

Reiki es  energía universal, viva e inteligente, por lo cual tomar una sesión de Reiki es el comienzo de un nuevo paso hacía una vida equilibrada, sana y feliz.

Reiki es la energía absoluta, inagotable, que todo lo abarca y que llena todo espacio que nos rodea. Es la fuerza que fluye en todo ser vivo – humanos, animales y plantas – es el vigor que hace nacer y crecer todo y que mantiene la vida. Es la energía que todo lo mueve y lo relaciona entre sí.

Reiki como método terapéutico.

 

La palabra Reiki describe también métodos con cuya ayuda se transmite esa Energía Vital Universal. Es una metodología terapéutica natural y fácil de aprender que consiste es utilizar el poder de las manos sobre nosotros mismos, otra persona, planta o animal de modo tal de transmitir la Energía Vital Universal. El tratamiento concreto se efectúa por imposición de manos, cubriendo todo el cuerpo físico, trabajando sobre los chakras y armonizando los cuerpos sutiles.  De esa manera, nos convertimos en el canal transmisor de esa energía que fluye emitiendo difundiendo calor, con toda su fuerza, a través de nuestras manos.

 

 

¿Cómo actúa el Reiki?

 

Quitando las obstrucciones o bloqueos al libre flujo de la Energía Vital Universal que puedan existir en cualquier lugar del cuerpo, de manera tal de recuperar la armonía y el equilibrio  energético, ya que se considera que esas obstrucciones, que surgen de pensamientos, acciones y sentimientos negativos, son la causa fundamental de la enfermedad. Desde esta perspectiva, el origen de las dolencias y malestares se encuentran en desequilibrio energético de alguna índole. Tanto el dolor de cabeza, como la hipertensión o las caries, así como una personalidad agresiva en exceso o los sentimientos reiterados de tristeza, no son más que manifestaciones de alguna desarmonización energética.

 

El Reiki nos ayuda a trabajar sobre nosotros mismos y en otros a través de la Energía Vital Universal, promoviendo la salud y la armonización en todos los niveles de la persona (energético, físico, emocional y mental) conectando con el Ser Esencial o chispa divina el nivel espiritual del individuo y, por lo tanto, diluyendo esos bloqueos que atentan contra la armonía de la persona.

 

Desde lo terapéutico, el Reiki es una metodología de sanación que contribuye a que experimentemos la integración en un todo vivo universal – que nos contiene y nos excede – y, con ello, ayuda a satisfacer otra necesidad básica: la de pertenencia, la de formar parte de algo.

 

Desde este punto de vista, el Reiki, en tanto terapia, es la herramienta que nos reconecta con nuestro origen y con el núcleo del ser humano, lo cual nos permite desarrollar la fuerza desde el centro de nuestro caudal espiritual-mental y a partir de nuestro potencial creativo.

 

Reiki limpia, endereza y sana los caminos de la energía, lo cual permite que la fuerza vital fluya de una forma saludable y natural. De esa manera, el Reiki mejora la salud física, mental y emocional. La energía de armonización del Reiki actúa en el ámbito causal. Llega a la causa que provoca el desajuste en nuestro ser y opera desde y a partir de allí, de manera profunda.

 

El Reiki tiene su propia inteligencia y sabe qué es lo que cada persona necesita. La energía va directa y específicamente al lugar o los lugares, a los órganos o chakras que necesitan curación y armonía. Al comenzar el tratamiento, la energía puede empezar a trabajar en un nivel, lugar u órgano totalmente diferente al que nosotros habíamos anticipado o planificado. El Reiki siempre nos muestra la oportunidad de efectuar una curación a un nivel tan profundo como estemos preparados. A veces sentimos que no estamos listos para confrontar aquello que aflora a la superficie; cuando es así, el Reiki actúa de una manera muy suave, apoyándonos sin invadir en lo absoluto nuestro momento interno.

 

El Reiki no es una religión: puede ser practicada por personas de cualquier credo o fe sin que entre en ningún tipo de contradicción con sus creencias. El Reiki es para todos porque es un legado del Universo. Somos todo energía y, por lo tanto, el Reiki actúa sobre la totalidad de nuestro ser, equilibrando nuestro campo físico, mental, emocional y espiritual, permitiéndonos y posibilitándonos encontrarnos con la esencia cósmica o divina que está presente en cada uno de nosotros, más allá de nuestras creencias religiosas, las tengamos o no.

 

¿Cómo actúa el Reiki?

 

Quitando las obstrucciones o bloqueos al libre flujo de la Energía Vital Universal que puedan existir en cualquier lugar del cuerpo, de manera tal de recuperar la armonía y el equilibrio  energético, ya que se considera que esas obstrucciones, que surgen de pensamientos, acciones y sentimientos negativos, son la causa fundamental de la enfermedad. Desde esta perspectiva, el origen de las dolencias y malestares se encuentran en desequilibrio energético de alguna índole. Tanto el dolor de cabeza, como la hipertensión o las caries, así como una personalidad agresiva en exceso o los sentimientos reiterados de tristeza, no son más que manifestaciones de alguna desarmonización energética.

 

El Reiki nos ayuda a trabajar sobre nosotros mismos y en otros a través de la Energía Vital Universal, promoviendo la salud y la armonización en todos los niveles de la persona (energético, físico, emocional y mental) conectando con el Ser Esencial o chispa divina el nivel espiritual del individuo y, por lo tanto, diluyendo esos bloqueos que atentan contra la armonía de la persona.

 

Desde lo terapéutico, el Reiki es una metodología de sanación que contribuye a que experimentemos la integración en un todo vivo universal – que nos contiene y nos excede – y, con ello, ayuda a satisfacer otra necesidad básica: la de pertenencia, la de formar parte de algo.

 

Desde este punto de vista, el Reiki, en tanto terapia, es la herramienta que nos reconecta con nuestro origen y con el núcleo del ser humano, lo cual nos permite desarrollar la fuerza desde el centro de nuestro caudal espiritual-mental y a partir de nuestro potencial creativo.

 

Reiki limpia, endereza y sana los caminos de la energía, lo cual permite que la fuerza vital fluya de una forma saludable y natural. De esa manera, el Reiki mejora la salud física, mental y emocional. La energía de armonización del Reiki actúa en el ámbito causal. Llega a la causa que provoca el desajuste en nuestro ser y opera desde y a partir de allí, de manera profunda.

 

El Reiki tiene su propia inteligencia y sabe qué es lo que cada persona necesita. La energía va directa y específicamente al lugar o los lugares, a los órganos o chakras que necesitan curación y armonía. Al comenzar el tratamiento, la energía puede empezar a trabajar en un nivel, lugar u órgano totalmente diferente al que nosotros habíamos anticipado o planificado. El Reiki siempre nos muestra la oportunidad de efectuar una curación a un nivel tan profundo como estemos preparados. A veces sentimos que no estamos listos para confrontar aquello que aflora a la superficie; cuando es así, el Reiki actúa de una manera muy suave, apoyándonos sin invadir en lo absoluto nuestro momento interno.

 

El Reiki no es una religión: puede ser practicada por personas de cualquier credo o fe sin que entre en ningún tipo de contradicción con sus creencias. El Reiki es para todos porque es un legado del Universo. Somos todo energía y, por lo tanto, el Reiki actúa sobre la totalidad de nuestro ser, equilibrando nuestro campo físico, mental, emocional y espiritual, permitiéndonos y posibilitándonos encontrarnos con la esencia cósmica o divina que está presente en cada uno de nosotros, más allá de nuestras creencias religiosas, las tengamos o no.

 

Reiki y autocuración.

 

La autocuración es un punto fundamental en la terapia Reiki. Estar enfermo significa estar energéticamente desequilibrado. Si alguien ha caído enfermo, quiere decir que ha perdido la capacidad de sanarse a sí mismo. El cuerpo por sí solo tiene los mecanismos para autocurarse pero en algunos momentos de la vida, por causas diversas, la capacidad de autocuración está disminuida o, directamente, no funciona. En esos casos, el Reiki ayuda a reconectarse con la propia fuente de autocuración. Cuando nuestro Ki es fuerte, nosotros estamos física, emocional, mental y espiritualmente sanos. Por el contrario, cuando nuestro Ki está en un nivel muy bajo, podemos enfermarnos o desequilibrarnos en varias formas. En este último caso, una de las maneras en que podemos reabastecernos de Fuerza Vital Universal es usar el Reiki.

 

Este método tiene la posibilidad de autotratamiento, porque la terapia con Reiki implica que el mecanismo que posee todo cuerpo funcione correctamente o, al menos, al máximo de la capacidad que ese organismo posea en ese momento de su existencia. ¿De qué manera? Simplemente haciendo que esté en armonía y en equilibrio, dos parámetros esenciales para que el cuerpo empiece a trabajar en su autocuración. A este proceso hay que añadir la propia energía que aporta el Reiki, cuya frecuencia de vibración es muy alta y que permanece trabajando en el cuerpo del paciente por un período aproximado de 24 horas, luego de que la sesión de Reiki ha finalizado.

 

 

El Reiki es una de las herramientas más maravillosas de que disponen el hombre y la mujer contemporáneos para afrontar una vida que, especialmente en el mundo occidental, se encuentra cada vez más lejos del ritmo y la armonía natural de la existencia. Es, simplemente, un método de curación y sanación absolutamente natural para quienes tienen necesidad de él y que pone a su disposición de manera sencilla la maravillosa posibilidad de restablecer la armonía dañada y encontrar el equilibrio perdido.

Cuándo aplicar Reiki

Se puede afirmar que el Reiki actúa positivamente en todos los niveles energéticos y en todas las patologías. Enfermedades degenerativas, molestias corporales de índole diversa, disfunciones metabólicas, lesiones orgánicas profundas, dolores agudos y crónicos, bloqueos energéticos, tensiones musculares y nerviosas, depresión y falta de vitalidad, insomnio, fobia, estrés en sus varias manifestaciones: en todas ellas Reki aporta curación. En tanto y en cuanto todas tienen su origen en algún tipo de desequilibrio energético, al armonizar la energía vital, el Reiki ayuda notablemente a su sanación. Incluso en enfermedades graves, como los diversos tipos de cáncer, el SIDA y otras manifestaciones de inmunodepresión, el Reiki es una excelente terapia de apoyo que coayuda a la o a las implementadas por la medicina que podríamos denominar “tradicional”.

 

Prácticamente todo el ámbito de la patología humana responde de manera positiva a la sanación por Reiki. Algunos ejemplos de ello son:

 

  • Las heridas cicatrizan más rápidamente.

  • Alergias e intolerancias varias, tales como asma y otras manifestaciones físicas, que frecuentemente tienen origen psicológico, se pueden aliviar y curar por la acción armonizadora del Reiki sobre el sistema inmunológico.

  • Disfunciones de carácter endócrino, tal como la diabetes, se regularizan progresivamente, permitiendo de esa manera una saludable disminución de las terapias hormonales.

  • Los pacientes oncológicos tratados con quimio y radioterapia notan alivio y experimentan un incremento de la vitalidad en general y de las defensas inmunológicas en particular, cuando toman Reiki.

  • En los embarazos la terapia Reiki armoniza tanto a la madre como al bebé, colaborando a que la gestación sea un período sin contratiempos.

  • También proporciona una valiosa ayuda en el campo del equilibrio emocional, restableciendo la armonía en situaciones traumáticas y conflictivas, como son las relaciones familiares y profesionales.

 

Las manos de quién da Reiki se convierten en canales a través de los cuales fluye la energía natural – que nos rodea todo el tiempo y que nos da vida – sin dar de su vitalidad ni absorber la de las demás personas.

Fotografía Kirlian (térmica) de una sesión de Reiki.

 

 

Efectos del Reiki.

 

Los efectos del Reiki varían según los individuos y las necesidades del organismo; no obstante, existen similitudes en un proceso de curación y de optimización energética a partir del Reiki. Diferencias al margen, el desarrollo es el siguiente: la imposición de manos y el traspaso de energía que esto conlleva, hace que se liberen las cargas negativas (tanto físicas como emocionales) equilibrando los circuitos energéticos y las funciones metabólicas del cuerpo. Como consecuencia de ello, se alivian las tensiones y dolores de todo tipo y aumenta el nivel energético, proporcionando vitalidad física y revitalizando y rejuveneciendo todo el organismo. Otras consecuencias son la calma mental y la tranquilidad de espíritu.

 

Los efectos en la sanación generalmente producen una armonización completa y multidimensional en las distintas esferas del ser humano, transformándolo y desarrollándolo interiormente. Los más notables suelen ser los siguientes:

 

Efectos a nivel corporal:

 

  • Estimulación de las fuerzas internas de autosanación. El Reiki estabiliza el sistema de autodefensa de nuestro cuerpo, refuerza el sistema inmunológico y reactiva las fuerzas curativas.

  • Equilibrio de los centros y circuitos energéticos (chakras y aura o sistema aúrico). Todo cuerpo posee un campo energético que lo rodea (aura) y siete vórtices de energía alineados a lo largo de la columna vertebral en la zona frontal del cuerpo (chakras). La misisón de ambos es conectar, captar y almacenar la Energía Vital Universal. Cuando en alguno de estos circuitos energéticos se produce un desequilibrio o bloqueo, aparece la enfermedad. El Reiki armoniza y equilibra estas conexiones energéticas con el consecuente bienestar físico y psíquico de la persona.

  • Aumento del nivel energético. Con la armonización y el equilibrio que aporta el Reiki toda persona que toma contacto con él percibe rápidamente un notable incremento de su energía y, por ende, también una notable optimización de la vitalidad, tanto física como anímica. Algunas consecuencias de ello son que duermen menos tiempo pero más profundamente y se levantan más descansados, se sienten más optimistas y con más ganas de trabajar, generan proyectos y planes, etc.

  • Estimulación de los órganos excretores (vejiga, intestino y piel). A través de ellos el organismo expulsa impurezas y toxinas. En la mayoría de las personas, éstas se han acumulado durante años. Quizá por una alimentación equivocada o por el consumo de sustancias tales como alcohol o tabaco, muchos organismos se encuentran intoxicados, lo cual suele evidenciarse en, por ejemplo, deposiciones muy oscuras y de olor sumamente desagradable. El Reiki efectúa una limpieza energética a fondo que revitaliza el cuerpo  en su totalidad y esto se debe, en parte, a la estimulación que produce en los órganos excretores de modo tal que éstos optimizan su función y desintoxican el cuerpo.

  • Estimulación del sistema glandular endócrino y metabólico. El Reiki “detecta” cualquier bloqueo energético en estos dos ámbitos y los lleva progresivamente a un equilibrio armónico.

  • Alivio de las tensiones musculares y de los dolores. Con el tratamiento Reiki comienza a extenderse por todo el cuerpo una benéfica sensación de relajación que produce tranquilidad y reduce el estrés. Ello alivia la tensión muscular y los dolores originados en ella.

  • Mejoría de síntomas diversos. En tanto y en cuanto todo síntoma es, para el Reiki, una perturbación del flujo energético, cuando la energía se armoniza y equilibra, los síntomas se atenúan para, luego, desaparecer. Dolores crónicos de cabeza, efectos secundarios de la quimioterapia así como también sensaciones de angustia o trastornos fóbicos encuentran en el Reiki un excelente aliado para el tratamiento occidental tradicional.

  • Rejuvenecimiento de todo el organismo. La estimulación de las fuerzas autocurativas de los órganos excretores y del sistema endócrino y metabólico; el equilibrio de los diversos sistemas energéticos y el alivio de tensiones y síntomas trae aparejada una consecuencia lógica: el rejuvenecimiento. Si el ser joven se caracteriza, en alguna medida, por el buen funcionamiento del organismo, la optimización orgánica que produce el Reiki, bien podría caracterizarse como “rejuvenecimiento”. El cuerpo funciona mejor y las mismas personas que reciben Reiki describen los cambios en términos tales como: “Me siento más joven”, “Parece que tuviera nuevamente 30 años”, etcétera.

Efectos a nivel emocional, intelectual y espiritual

 

  • Liberación de emociones reprimidas. Debido al desbloqueo que el Reiki provoca en él o los chakras que se encontraban desarmonizados, no es del todo extraño (es más: suele ser una consecuencia relativamente usual) que se comience a experimentar sentimientos no vividos, disimulados o negados. Si bien esto puede asustar a la persona en una primera instancia, lo cierto es que con ello se pone en marcha un proceso de autopercepción sensible que beneficia anímicamente al individuo y ayuda notablemente a su evolución espiritual.

  • Armonización de la esfera psico-afectiva de la persona. El equilibrio de los chakras, el aumento del nivel energético y la liberación de las emociones reprimidas encaminan lentamente a la persona a cambios profundos en el ámbito afectivo. Algunas consecuencias de ello son mayor autopercepción de los propios sentimientos y más libertad para poder expresarlos.

  • Descenso de los niveles de ansiedad y, como consecuencia de ello, del consumo de ciertas sustancias nocivas para el organismo, tales como bebidas alcohólicas, tabaco y tranquilizantes.

  • Incremento de las funciones intelectuales. Cuando recibimos tratamientos con Reiki, crece nuestra capacidad de concentración, de retención y de asimilación, por lo que se constituye en una herramienta fundamental para optimizar la memoria, resultando un excelente recurso para, por ejemplo, los estudiantes.

  • Apertura intelectual y espiritual. Como consecuencia de todos los efectos que venimos enumerando y explicando, un tratamiento prolongado con Reiki produce una suerte de dilución de las estructuras rígidas de pensamiento, provoca el cuestionamiento de viejos prejuicios y empuja a la persona a convertirse a una vida racional y espiritualmente más abierta y rica.

  • Incremento de la creatividad. Como lógico resultado (y, paradójicamente, también como causa) del punto anterior, el Reiki otorga creatividad, flexibilidad y abre caminos y senderos (en sentido metafórico, claro está) que para el individuo se encontraban cerrados hasta ese momento.

 

Con la práctica asidua del Reiki se logran, además, estadios espirituales y perceptivos sumamente especiales. Por ejemplo, se puede incrementar el nivel de conciencia, aumentar o variar la percepción de la realidad circundante y potenciar el crecimiento personal a todo nivel. En suma: El Reiki es una herramienta fundamental para todo aquel individuo interesado en su evolución.

 

El Reiki es un excelente método para reducir el estrés y, con ello, fortalecer el sistema inmunológico del organismo. Muchos profesionales de la curación de diferentes ramas (terapistas físicos, psicólogos, kinesiólogos, etc) han empezado a combinar el Reiki con los métodos de curación que ellos usan habitualmente a fin de obtener resultados más integrales y satisfactorios.

El Reiki equilibra, armoniza y desbloquea la energía tanto en la persona que lo recibe como en quien lo transmite. Cuando experimentamos Reiki, ya sea con nuestras propias manos o recibiéndolo de algún iniciado, sentimos que la sensación de calma nos invade y que la relajación comienza a habitar en nuestra mente y en nuestro cuerpo. Grandes curaciones en todos los niveles suceden a partir de este estado de quietud y armonía.

 

 

Cuando hablamos de Ki, de Energía Vital Universal, es necesario y fundamental tener presente que no debe entenderse de manera literal. Cada persona puede encontrar el término que más la satisfaga, tranquilice o convenza: Energía Cósmica, Amor, Dios o Consciencia Trascendental, entre otros. El Reiki puede recibir todas esas denominaciones porque, en todos los caos habla, básicamente de lo mismo.

 

Los principios del Reiki.

Mikao Usui enunció los denominados principios del Reiki que, a decir verdad, exceden el ámbito del reikista para ser, en realidad, pautas, normas, reglas de comportamientos universales y generalizadas que nos ayudan en nuestro tránsito por la vida, orientándonos y acercándonos a la evolución de nuestra vida espiritual. Ellas nos permiten ser mejores seres humanos día a día y, por lo tanto, también mejores reikistas, ya que la única manera de ser un buen practicante es ser un buen ser humano.

 

El reikista los deberá tener incorporados y podrán operar de guía y referencia así como también podrán ser transmitidos a los pacientes, de modo tal que éstos continúen su evolución espiritual, más allá del momento específico de la sesión de Reiki.

 

Se trata de una serie de reglas, en apariencia de una sencillez verdaderamente apabullante, pero difíciles de seguir para el ser humano occidental que vive acuciado por preocupaciones, hostigado por las culpas del pasado y dejando de lado aquello que es verdaderamente esencial.

 

Los cinco principios del reiki en detalle:

“Sólo por hoy, no te preocupes”

 

El maestro Usui antepone a cada principio una expresión conformada por tres palabras: “sólo por hoy”. Y no se trata de casualidad o de una arbitrariedad. El “sólo por hoy” es una verdadera idea-fuerza que connota la importancia del aquí y ahora. ¿Qué implica esto?

 

En esta primera máxima que nos ocupa, el “sólo por hoy” significa en principio, que no debemos tener remordimientos o sentir culpa por el pasado. Concretamente: que la energía debe fluir desde y al servicio del presente. Si alguna acción nuestra pasada nos produce sensaciones de inquietud o sentimientos de culpabilidad, no debemos castigarnos ni flagelarnos por ello. Lo que debemos hacer, en cambio, es comprender que en aquel momento concreto actuamos según nuestro condicionamiento de entonces y que lo hicimos de la mejor manera posible. ¿Hemos tratado mal a alguien muy querido, desaprovechamos una oportunidad laboral por demás valiosa, obramos de manera incorrecta? Aquello fue el resultado de nuestro grado de evolución anterior, más bajo que el que poseemos hoy en día, y lo que debemos hacer es agradecer la lección que aprendimos, la cual nos permite que esa acción no se repita en nuestra vida actual.

 

Una segunda implicancia del “sólo por hoy” es que tampoco debemos preocuparnos por el futuro. Somos nosotros mismos – y nadie ni nada más – quienes creamos nuestro propio futuro, y las situaciones que pasamos son exactamente las que necesitamos en cada momento y no otras. Cada coyuntura, por desagradable o injusta que nos pueda parecer en su momento, encierra una lección que debemos aprender para continuar con nuestro proceso de evolución. Por eso debemos agradecer cada situación y proseguir nuestro camino con aceptación, paz y amor.

 

¿Esto significa que no debemos luchar por eliminar el miedo o la sensación de inseguridad que a veces nos aqueja? De ninguna manera. Debemos asumir la idea de que el temor es una situación que estará siempre con nosotros en algunos momentos de nuestro camino de crecimiento y evolución, para avanzar debemos correr riesgos, y el miedo puede ser considerado un amigo si lo afrontamos desde una actitud de poder y de confianza en nosotros mismos, en los demás y en el Universo.

 

¿Y si no puedes evitar estar preocupado en un determinado momento? Entonces, cuando te sientas de esa manera, trata de no “ahogarte” en la preocupación y analiza la razón de ella, observándola desde una perspectiva distante; tal vez te des cuenta de que le estás dando demasiada importancia a esa situación que te preocupa y que, a cambio, la vida te está ofreciendo oportunidades constantes de manifestar tu alegría y tu amor.

 

¿Y si aún de esa manera no logras dejar de estar preocupado? Si es verdaderamente así, manifiesta exteriormente tu preocupación para desbloquear al máximo la energía negativa y después realiza alguna actividad que te conecte con la belleza de la existencia (escuchar tu música preferida, jugar con tus hijos, pintar) de modo tal que puedas percibir que la vida discurre y fluye y que tú formas parte de ella, más allá de ese hecho puntual que te preocupa. Eso te ayudará a ser consciente de tu realidad: tú eres un ser espiritual con esencia divina capaz de superar por ti mismo cualquier obstáculo y afrontar cualquier situación.

 

Y esta última idea que acabo de expresar (la de que eres capaz de superar por ti mismo cualquier escollo y afrontar cualquier situación) nos lleva a la tercera implicancia del “Sólo por hoy no te preocupes”. Vive tu vida, sin preocuparte, pero sí ocupándote. No pongas preocupación en tu existencia: sólo ocúpate de ella y pon en tu vida la energía y el pensamiento en la medida justa y necesaria para lograr tus objetivos. Recuerda que donde está tu pensamiento está tu energía, y donde está tu energía, está tu vida; si logras comprender que es mucho mejor ocuparse de las cosas reales de tu vida, que preocuparse de cosas que no sabes si pasarán o que ya han pasado, podrás concentrar tu esfuerzo en tomar conciencia de la realidad que transitas y eso te permitirá modificarla, si es que así lo deseas.

 

“Sólo por hoy, no te enojes”

 

El enojo es un estado de desarmonía que puede tener su origen en causas diversas: has desaprobado un examen en el cual creíste que obtendrías una buena nota, tu computadora se ha descompuesto  has descubierto que tu pareja te es infiel. Si bien las tres situaciones que acabo de mencionar son distintas, tienen un denominador común y es allí donde se encuentra el verdadero origen del enojo: el deseo de controlar y dominar todas las situaciones en las que sucesivamente te ves inmerso. Siguiendo con el ejemplo, quizá tú habías creído que ya tenías el examen “bajo control” y lo habías aprobado; o dabas por sentado que tu computadora funcionaría siempre bien o confiabas en que tu pareja ya estaba encaminada y no había lugar para la infidelidad. Todo te parecía controlado, dominado, en orden… pero un hecho en particular te hace dar cuenta de que no es así y, entonces, surge el enojo. Todos experimentamos ira cuando se nos escapa la dirección de los acontecimientos.

 

¿Qué hacer frente a esto? Tener siempre presente que cada situación de tu vida es originada por una causa que provoca un determinado efecto que es necesario para tu evolución. Por eso, no tiene sentido que gastes energía en enojarte ni en culpar a los demás ni en buscar los motivos de tu ira en causas externas a ti. Sólo acepta lo que ha pasado y trabaja para concientizarte de que las causas de la irritación están dentro de ti y que sólo tú y tu trabajo interior pueden superarlas.

 

Nuestras reacciones coléricas hacia los demás o hacia el mundo exterior nos deben servir para descubrir los puntos débiles de nuestra personalidad y, una vez identificados, estaremos en condiciones de asimilar las enseñanzas que encierran, para seguir avanzando en nuestro proceso evolutivo.

“Sólo por hoy, honra a tus padres, maestros y personas mayores”​

 

En la tradición japonesa, es costumbre honrar a los maestros, a los padres y a los antepasados. En general, resulta algo sumamente dificultoso de entender para la mentalidad occidental, que venera la novedad por la novedad misma y desprecia lo antiguo (por más valioso que esto sea) so pretexto de que “es viejo”. Sin embargo, muchos pueblos orientales se caracterizaron por lo contrario: honrar y considerar en grado sumo la opinión de las personas mayores.

Por esa razón es que, muy a menudo, los facilitadores de Reiki colocan en su lugar de trabajo las fotos de los Maestros de Reiki como recordatorio de su guía moral y ética.

 

Pero, la frase que nos ocupa tiene, en realidad, implicaciones menos obvias que van más allá de las que acabamos de explicar. Llevado a lo cotidiano, debemos aprender a respetar a todos en nuestra vida, pues cada persona, de alguna manera, es un maestro, en tanto el contacto con ella nos enseña algo, nos deja un aprendizaje. Seguramente tú puedes hacer una lista de cosas que has aprendido de tus amigos y amigas, de alguno de tus compañeros de trabajo, de algún comerciante a cuyo negocio concurres habitualmente a comprar, etc. Si lo miras desde la óptica de la necesidad constante de aprendizaje, prácticamente toda persona con la que te topes a lo largo del camino de tu vida podrá dejarte una enseñanza, esto es, será un maestro.

“Sólo por hoy, realiza tu trabajo honradamente”

 

El trabajo que realizas, cualquiera sea éste (intelectual o físico, en relación de dependencia o por cuenta propia) es parte de ti mismo, de la energía que cedes al mundo y a la comunidad en la que vives. Y no es una parte menor. En promedio, una persona pasa más de una tercera parte de su existencia en alguna actividad vinculada al trabajo: haciéndolo o viajando hacia él. Hasta los desocupados dedican energía y tiempo  al trabajo, al invertir buena parte de sus fuerzas en buscarlo.

 

Algunas consideraciones que el Reiki tiene para hacerte acerca del título de este tópico y del trabajo en general, son las siguientes:

 

  • Primero, debes amar lo que haces. Si no te gusta tu trabajo, debes cambiar de actividad, y si no puedes cambiar de actividad deberás modificar tu actitud respecto a lo que haces, de forma que tu labor se convierta en una tarea digna de tu aprecio y amor. Si no comienzas tú por hacer eso, entonces, nadie podrá verdaderamente respetar tu trabajo y, por ende, te perderán el respeto a ti.

  • Debes entender que no hay tareas sustancialmente mejores que otras: lo único que objetivamente existen son las tareas y actividades, tareas o trabajos en sí mismos, y lo que le da más o menos valor para ti es lo que tú piensas de ellas. ¿Quién puede decir que un electricista es más valioso que un escritor? Seguramente, nadie que esté deseoso de leer un libro. ¿Quién puede decir que un escritor es más valioso que un electricista? Seguramente, nadie que se encuentre sin suministro eléctrico. Todos los trabajos, todas las tareas son necesarias para que la sociedad se desenvuelva día a día y evolucione a través del tiempo. El plomero, la analista de sistemas, el escultor, la ingeniera química, el comerciante, la cocinera, el profesor: todos ellos forman parte del entramado vital y social. Y, por eso, todos son necesarios y ninguno mejor que otro.

  • Una de las consecuencias de amar el trabajo que se posee es el realizarlo honradamente, ya que no se puede ser deshonesto con aquello que se ama.

“Sólo por hoy, sé agradecido con la vida”

 

La gratitud es un don que todos tenemos en potencia, pero pocos desarrollan debido a múltiples factores: avaricia, arrogancia, ego, miedo, etc. Sin embargo, un mundo donde todos comprendiésemos que el ser agradecido nos allana el camino para estar mejor cada día sería maravilloso. Por eso: sé agradecido. Y lo importante es que entiendas y comprendas que puedes sentir agradecimiento prácticamente hacia todo. Por supuesto, existen circunstancias que nos invitan de manera más “evidente” a ser agradecido: un trabajo agradable, una relación de pareja satisfactoria y plena, un buen pasar económico.

 

Sin embargo, este último principio te invita a valorar y agradecer aquello que, al menos en su forma más superficial y evidente, no resulta bueno: una pérdida que te enseña qué es lo verdaderamente importante, una enfermedad que te muestra el camino, un error que te permite aprender, etc. Esas circunstancias, dolorosas, te impelen a crecer, a proseguir tu camino de evolución. Y, por lo tanto, debes ser agradecido con ellas.

 

Las afirmaciones (las que acabamos de exponer, así como cualquier otra) son frases con las que se puede reprogramar el inconsciente. Medita acerca de los principios del Reiki, repítelos, formúlalos mentalmente antes de dormirte, “trabaja” con ellos. ¡Y te sorprenderás de los resultados!

Conexiones energéticas: auras y chakras.

 

A fin de poder hacer comprensible el verdadero y profundo significado del Reiki y sus múltiples y poderosos efectos en todos los aspectos de nuestra vida, se hace necesario, imprescindible, exponer una visión de las denominadas conexiones energéticas vitales. Si se entienden estas conexiones, se podrá comprender mejor el método y el contenido de la enseñanza del Reiki y estará más cerca de captar su esencia.Partamos de una base, que luego explicaremos, y es la siguiente: en el Universo, todo se conecta y se relaciona entre sí. Reiki es la fuerza que lo vincula. Y esa Energía Vital Universal llega a nosotros y mora en el aura y en los chakras.

La visión total del mundo.

 

El Universo, el Cosmos, es un organismo vivo donde todo se conecta con todo y se relaciona y modifica mutuamente. Cada una de sus partes tiene un efecto mutante sobre las demás, se mueve y se transforma de manera constante y permanente, y su esencia última es de índole inequívocamente espiritual. Todo lo vivo es, en sí mismo, un todo completo e interdependiente que es más que la suma de sus partes y que refleja de manera cambiante pero perpetua la regularidad del Universo. Piensa en esa vinculación de cada parte del Universo: llueve, cae el agua sobre la tierra, eso hace crecer los vegetales, éstos son ingeridos por algunos animales que luego sirven de sustento a los animales carnívoros… etc., y así en una cadena perfecta que en Occidente se conoce con el nombre de equilibrio ecológico. Pero ese entramado, en el que todo se conecta con todo, va mucho más allá de eso tan evidente que acabamos de exponer, y se manifiesta a un nivel más abstracto y difícil (y, a veces, sencillamente imposible) de captar. Como aquel bello cuento oriental donde se cuenta que un hombre pudo viajar al pasado advertido por quien le permitía el periplo de que no debía hacer absolutamente ninguna modificación en el mundo pretérito al que podía acceder, ya que eso alteraría el presente. Bien: el viajero fue sumamente cuidadoso en su viaje al pasado pero… al volver al presente el mundo era completamente otro. ¿Qué había sucedido? Pues que el viajero en cuestión, sin darse cuenta, había pisado una mariposa, y eso fue disparo de una cadena de modificaciones (recuerda, todo se conecta con todo) que terminó, en definitiva, cambiándole el rostro al mundo.

 

El ser humano es un microcosmos dentro de ese macrocosmos donde todo se relaciona y se vincula entre sí de manera interdependiente. Esto significa, entre otras cosas, que en cada célula del organismo se encuentra, de alguna manera, la historia de la evolución del mundo y que, al ser parte de ese todo que nos contiene y nos excede, conoce su sentido y su finalidad en ese contexto cósmico que todo lo abarca.

 

¿Qué es lo que vincula el todo con el todo, qué es lo que relaciona un fruto con la lluvia, la lluvia con el mar, el mar con las gaviotas, las gaviotas con la playa, la playa con el placer de estar en ella, etc.? La respuesta es: Reiki. Lo que nos conecta a unos con otros y por lo cual llevamos impreso en nosotros ese conocimiento, independientemente de ser conscientes de ello o no, es la fuerza universal absoluta: Reiki.

 

Reiki es la energía ilimitada del cosmos, del espíritu creador, que emerge del tiempo y del espacio, que conecta todo lo presente, que mueve y transforma de manera constante el entorno y a nosotros mismos.

La conexión personal con Reiki.

 

Cuanto más intensa resulta la vibración energética de una persona en particular, más sensible será ésa a la percepción de esa inmensa, infinita red de interconexiones; más cerca estará de tener consciencia de la fuente y la razón última de ser y del ser. Cuanto más fuerte fluya en alguien la fuerza del Reiki, más cerca estará de la paz, la armonía y la verdad.

 

De esa manera, el Reiki nos ayuda, nos posibilita conectarnos con el verdadero núcleo de nuestro ser y, por ende, nos permite accionar sobre el mundo que nos rodea de manera auténtica y verdaderamente, en total correspondencia con nuestra esencia.

 

El Reiki nos acompaña, por decirlo de una manera metafórica, en un viaje hacia atrás, hacia el origen: hacia la fuente de la confianza, la abundancia y el amor incondicional.

 

Cuando de verdad se experimenta el hecho de ser parte de una totalidad cósmica interconectada, cesa la sensación de aislamiento, dejamos de contemplar desde afuera y nos sentimos integrados y pertenecientes a esas maravillas que son el Universo y la vida en él. De esa manera, desarrollamos respeto por todo lo vivo y lo apreciamos como algo valioso, como un regalo puesto ante nosotros para ser amado y cuidado, nunca maltratado o dañado.

Nuestro sistema energético

 

El grado de intensidad con que esa Energía Vital Universal y cósmica conecta e impacta en nuestra fuerza personal; qué parte de ella nos va a afectar y en qué plano o nivel nos va a influir y modificar (corporal, anímica, mental, espiritualmente) depende de nuestra receptividad en particular, y de nuestra disposición a estar abiertos y conectar con esa Energía Vital Universal.

 

El Ki universal y cósmico es “almacenado” en nuestro cuerpo, tal como lo decíamos más arriba, en el aura y los chakras. Por eso, las iniciaciones de Reiki y los tratamientos armonizan nuestro sistema de energía y desarrollan la relación entre el aura, los chakras y el cuerpo físico. En el aura y en los chakras se encuentra la carga, la reserva de energía de cada ser humano.

 

¿Cuál es la relación entre estas dos instancias? A decir verdad, se trata de un complejo entramado de vinculaciones. Por un lado, gran parte del color y de la energía del campo áurico es suministrado por los chakras que operan a modo de reservorio y “planta de transformación” que procesa la energía para, luego, enviarla hacia el contorno del cuerpo físico con el objetivo de constituir el aura.

 

Por otro lado, la Energía Vital Universal por el cosmos y, a través del aura, ingresa a los chakras. El regreso de la energía hacia el cosmos comienza en los chakras y continúa en el aura. Debido a estas vinculaciones, es que toda acción equilibradora y armonizadora sobre el aura repercutirá en los chakras y viceversa, además de hacerlo, por supuesto, en la integridad del ser humano.

El aura o sistema áurico.

 

Se conoce con el nombre de aura o sistema o cuerpo áurico a la radiación energética que se encuentra alrededor de todo ser humano. Se compone de cuatro campos de fuerza distintos: El etéreo, el emocional (o astral), el mental y el espiritual. Cada uno de ellos tiene una misión diferente y se distinguen, asimismo, en la frecuencia de sus vibraciones, en su forma y en su organización estructural.

 

La conexión entre los diversos cuerpos áuricos y entre ellos y el cuerpo físico se produce mediante la Energía Vital Universal para constituir, de esa manera, el aura particular de cada individuo. Vayamos a caracterizar brevemente cada uno de estos campos:

 

El cuerpo etéreo, también se la denomina aura de la salud, porque su aspecto varía de acuerdo al estado del organismo, ya que refleja todo hecho y sensación corporal. Tiene aproximadamente la misma forma y tamaño que nuestro cuerpo físico.

 

El cuerpo emocional es, asimismo, tanto en su forma como en sus irradiaciones, similar al cuerpo físico. En él aparecen reflejados nuestros sentimientos, emociones, miedos y deseos, así como las características de la personalidad.

 

El cuerpo mental vibra a un nivel intelectual y racional. Es el portador y depositario de nuestras ideas y pensamientos. Posee una frecuencia más elevada que los dos cuerpos anteriormente mencionados y su irradiación, de forma oval, alcanza aproximadamente un metro.

 

El cuerpo espiritual es el que presenta la frecuencia más alta y su alcance es similar al del cuerpo mental.

Los chakras

 

El grado de desarrollo de cada chakra en particular es la suma de varios factores, los dos principales:

 

La constitución corporal: algunas personas al tener, por ejemplo, cajas torácicas más grandes poseen naturalmente un chakra corazón más desarrollado, por una simple cuestión de que éste tiene más espacio para asentarse. De manera similar, quienes tienen un cuello fuerte tendrán más posibilidades físicas de desarrollar un chakra garganta; que no lo hagan por motivos de falta de interés en su evolución espiritual, constituye otro problema.

 

El estado de salud, tanto física como mental: cualquier desarmonía, tanto del orden de lo somático como de lo psíquico se revela en los chakras. ¿De qué manera? Básicamente, cuando la zona de irradiación corporal de un centro energético funciona a pleno y, por lo tanto, no existen bloqueos, el chakra correspondiente está abierto y pletórico de potencia. Contrariamente, cuando algunos de los órganos o funciones a los que el chakra correspondiente envía energía sufre de alguna dolencia, molestia, enfermedad, etc., el vórtice energético en cuestión comienza a cerrarse y a perder potencia.

Todo ello hace que, en muchas personas, uno o varios chakras estén en un determinado momento más desarrollados que los demás.

 

Ese chakra posee, entonces, una vibración propia más elevada y, como consecuencia de ello, puede absorber más energía que los otros.

 

En definitiva: los chakras, en su conjunto, no se encuentran en estado armónico. Por ello, es que muchas personas se enferman y padecen de los síntomas más diversos.

 

El Reiki es una manera de equilibrar los chakras, de hacer que todos funcionen en armonía y con la misma potencia energética, con lo cual se recupera el buen estado de salud. Desde la perspectiva del Reiki, los síntomas más diversos y las dolencias más dispares, tanto físicas como psicológicas, se pueden entender y resolver en profundidad a partir y dentro de ese sistema energético de múltiples planos que son los chakras. De manera similar a cómo lo hace la medicina tradicional china, el Reiki entiende que la enfermedad (cualquiera sea ésta) es consecuencia de una perturbación del flujo energético y que es allí donde se originan los síntomas.

 

El Reiki también considera que las enfermedades son siempre y sin excepción, fruto de procesos globales por lo que, a largo plazo, sólo se pueden suavizar, revertir o curar cuando el ser humano aprende a entenderse globalmente y a indagar y a modificar las razones físicas-anímicas-espirituales-energéticas de su enfermedad. Por ejemplo: desde la perspectiva que podríamos denominar, de manera general y sin excesivo rigor, “occidental”, es común que frente a un dolor de cabeza o una jaqueca la respuesta sea tomar una aspirina.

 

Se trata de ingerirla, si el individuo efectivamente quiere tal cosa, pero lo primordial será indagar qué es aquello vinculado al chakra frontal o tercer ojo que no se encuentra tan bien como debiera y que, por ello, se expresa a través de un síntoma tal como es el dolor de cabeza.

 

En síntesis: el Reiki, como método terapéutico, fomenta el desarrollo y el equilibrio energético de los chakras e influye en todo nuestro organismo, armonizándolo, sanándolo y consiguiendo efectos específicos en todos los planos.

Los chakras y el conducto central.

 

Los siete chakras se encuentran alineados a lo largo del canal central.Los canales son conductos delgados por donde la energía circula alimentando y vivificando el cuerpo físico.

 

Son lo que en la medicina tradicional china denominan meridianos y su número se calcula en 72.000, pero en relación a los chakras y al Reiki, tres son los fundamentales:

 

Canal izquierdo: está conectado al hemisferio derecho del cerebro, sede de lo emocional. Por ello, está íntimamente relacionado con las emociones y con el pasado y fluye hacia abajo hasta la base de la columna vertebral. Si la energía circula principalmente por este canal, el resultado será que la persona estará muy consciente de su cuerpo físico y sus reacciones estarán, básicamente, guiadas por los sentimientos. Los aspectos negativos que se relacionan con este canal son las adicciones, la depresión y los miedos

 

.Canal derecho: está conectado con el hemisferio izquierdo del cerebro, sede de la intelectualidad y la racionalidad. Se encuentra vinculado con el ego y con todo y con todo aquello que se relacione con potencialidades, acciones y pensamientos cerca del futuro. Fluye hacia abajo hasta la base de la columna vertebral y, cuando la energía circula de manera predominante por esta vía, nuestros pensamientos y acciones se encuentran orientados hacia aspectos racionales. Los costados negativos de la energía que circula por este canal constituyen la agresividad, la rigidez tanto moral como intelectual, la tendencia a identificarse con modelos establecidos y la ausencia de empatía con los demás.

 

Canal central: está conectando a la columna vertebral y al sistema nervioso central. Se sitúa en el cuerpo físico en el eje cerebroespinal desde su base hasta llegar cerca de la coronilla. Tal como lo adelantamos, es a lo largo de él que se alinean los siete chakras

Primer chakra: básico, raíz o fundamental

Se encuentra ubicado en la base de la columna, en el perineo, o sea, entre los genitales externos y el ano y se corresponde con el plexo sacrocoxígeo, también situado en la base de la columna vertebral. El área de irradiación o influencia de este núcleo energético es la zona del perineo, la base de la columna vertebral, el intestino, las piernas, las rodillas, y los talones.

 

Se corresponde con el elemento tierra (ya que, por su ubicación, es el más cercano a la energía telúrica y por eso es el encargado de captarla y procesarla) y, en base a esa correspondencia, nos conecta con nuestro cuerpo, nos proporciona confianza, sentimientos de seguridad y fortaleza física.

 

Un chakra raíz libre de bloqueos se hace evidente en un buen ritmo intestinal, unas piernas fuertes, una vida sexual satisfactoria y en la ausencia de problemas en la columna vertebral.

 

Algunos de los síntomas que avisan que algo no anda del todo bien en este primer vórtice energético son los siguientes: dolor en la parte baja de la espalda, constipación, diarrea, hemorroides, várices, sensación de cansancio y molestias en las piernas, talones doloridos, problemas de rótula. En el ámbito psicológico, su disfunción puede manifestarse a través de potentes sentimientos de inseguridad, autoestima baja o prácticamente inexistente y, eventualmente, comportamiento violento y agresivo.

Segundo chakra: del bazo, sacro u ombligo.

Se encuentra ubicado en el coxis y corresponde al plexo pélvico. Su correlato elemental es el agua, lo que hace que este centro energético influya sobre el placer, las emociones, las sensaciones, y el erotismo.

 

Como consecuencia de su ubicación, el área de irradiación o influencia del segundo chakra la constituye el hueso púbico, las caderas, los ovarios, los testículos, la próstata, los riñones y el aparato urinario.Tal como lo señalamos, se vincula a la emocionalidad, la sensualidad, el erotismo y el placer; pero también al dolor y a la capacidad de dar y recibir.

 

Si es chakra anterior era el arraigo en la materialidad y el despertar de la consciencia, el chakra sacro es el primer paso en el camino que lleva al individuo más allá de los valores y apetencias meramente materiales. Cuando este centro energético corporal sufre algún tipo de desarmonía o bloqueo aparece la ciática, los dolores en la pelvis, los problemas del tracto urinario (micción dolorosa, cistitis) las dolencias del útero y de la próstata y la impotencia sexual y la anorgasmia, entre otros problemas. En el aspecto psicológico, un segundo chakra desarmonizado se hace patente, principalmente, a través de temores vinculados a la sexualidad: sentimientos de culpa, marcadas inhibiciones.

 

 

Tercer chakra: solar

Se encuentra ubicado a mitad de camino entre el ombligo y la boca del estómago y se corresponde con el plexo solar: de ahí deriva su denominación.

 

Así como el primer chakra rige el elemento tierra y en el segundo hace otro tanto el agua, en el tercero, el fuego es el elemento rector: es en este núcleo energético donde el organismo, además de procesar y guardar Energía Vital Universal, almacena también las energías del Sol.

 

Este chakra, simbólicamente, alude al fuego que transforma y purifica la energía de todo el organismo y, por ello, es el centro luminoso por antonomasia.El tercer chakra es la rueda de energética del sol, de la luz y de la abundancia y es el vórtice de carga energética existencial más importante del cuerpo humano. Asimismo, el chakra solar es el foco de nuestras emociones que son procesadas a través de él, donde la energía del fuego las consume, y es la sede de la voluntad, del poder y de las emociones.

 

Su desarmonía se evidencia, a nivel psicológico, en inseguridad, falta de confianza en sí mismo y en los otros y, como lógica consecuencia de ello, tendencia a dominar a los demás o, al menos, a intentar hacerlo.

 

Su área de radiación o zona de influencia es el aparato digestivo y las glándulas suprarrenales. De allí que los signos más evidentes y frecuentes de su desequilibrio suelen ser: gastritis, problemas digestivos diversos (digestión lenta, regurgitación, etc.) pancreatitis, úlceras estomacales, hepatitis, cálculos biliales, y problemas hepáticos.

 

Su relación con las glándulas suprarrenales – productoras de adenalina – hace que tenga una intervención importante en estados de cólera, miedo y violencia. Por esa razón es que, muchos individuos, al experimentar estos sentimientos, sienten el famoso “nudo en el estómago”.

 

 

 

Cuarto chakra: corazón, cardíaco, cordial o anímico.

Se encuentra ubicado en la región dorsal, detrás del corazón y se corresponde con el plexo cardíaco. Su área de irradiación o zonas corporales de influencia son el corazón, el pecho, los pulmones, el timo, el sistema inmunológico, los brazos y las manos. La oxigenación de la sangre y la circulación del aire son funciones de este núcleo energético. Esto último se debe a que su correspondencia elemental es el aire.

 

Su cometido es vincularnos con nuestra propia identidad, con la experiencia del amor incondicional que surge del desapego y con la paz interior. Una vez traspasado el diafragma en su camino ascendente, es el chakra que marca el nacimiento espiritual y señala la aurora del entendimiento superior. Es a partir de él que el individuo adquiere nuevas habilidades y posibilidades al vincularse con su identidad más profunda y verdadera, lo cual le posibilita autopercibirse de una manera novedosa y más sustancial.

 

Cuando este chakra está desarmonizado el individuo se encuentra emocionalmente bloqueado en grado sumo, no pudiendo disfrutar de la vida y atravesando constantemente por situaciones repetidas de depresión, angustia y melancolía. Debido a su área de irradiación, los signos de desarmonía que se ponen de manifiesto a nivel somático son: afecciones cardíacas, hipertensión, alteraciones del sistema inmunológico y dolores en los brazos y las manos.

 

 

 

Quinto chakra: laríngeo o garganta.

Se encuentra ubicado detrás de la garganta y se corresponde con los plexos laríngeo y faríngeo.Su área de irradiación o zona de influencia la constituye las cuerdas vocales, los oídos, los hombros, la boca, las glándulas tiroides, las paratiroides y el sistema linfático.

 

Su correspondencia elemental es el éter, fluido energético nebuloso que se mantiene en los niveles anímicos y espirituales, a la vez que opera como espacio que facilita la transmisión de los sonidos. Su misión es vincularnos con la creatividad, la devoción y la comunicación.

 

En los casos en que este chakra se encuentra desarmonizado aparecen, entre otros síntomas, irritación y dolor de garganta, tendencia a sufrir anginas, disfonía crónica, episodios de afonía, problemas de audición, tortícolis y trastornos glandulares, tales como hipo e hipertiroidismo. En el aspecto psicológico, el desequilibrio se manifiesta en las dificultades de comunicación, tanto en el habla como en el escucha. Asimismo, se ven bloqueadas las posibilidades de expresión, especialmente en todo lo vinculado a los sentimientos y deseos más profundos y, como consecuencia de ello, sucede otro tanto con todo lo vinculado a las tareas creativas. Frente a las dificultades de expresión y a la ausencia de creatividad, no tardan en hacerse presentes los sentimientos de angustia, frustración y tristeza.

 

 

 

Sexto chakra: frontal, del entrecejo o tercer ojo.

Si bien convencionalmente se suele localizar este chakra en el rostro – concretamente, entre las cejas -, su ubicación real es en el centro de la cabeza. Se corresponde con el plexo frontal y con el elemento mente.

 

El chakra frontal tiene como objetivo conectarnos con la sabiduría espiritual e intuitiva que transforma de manera radical y absoluta, de una vez y para siempre, la experiencia humana. En él, mora la sapiencia, ya que es la sede de la intuición, el conocimiento intelectual y la clarividencia.

 

Su área de irrigación es el cerebro, la nariz, los ojos, el sistema nervioso, la glándula hipófisis y la glándula pineal.

 

En el aspecto espiritual y psíquico es el chakra de la lógica y de la verdadera intuición y comprensión de la realidad. Es, asimismo, el motor de búsqueda de la sabiduría auténtica y del amor más profundo y trascendente. También influye sobre la concentración, la autopercepción, la imaginación, la fantasía y la inspiración. Son claros síntomas de desequilibrio del chakra del entrecejo los problemas oculares, los dolores de cabeza, las jaquecas y los trastornos de sueño (dificultad en conciliarlo, sueño entrecortado, etc.).

La sintomatología psicológica es amplia: estado constante de nerviosismo e irritabilidad (casi imperceptible o verdaderamente acentuado), ausencia absoluta de intuición, estancamiento intelectual, o propensión claramente patológica al aislamiento.

 

Cuando la desarmonía de este núcleo energético es verdaderamente grave, puede llegar, incluso, a producir alucinaciones.

 

Séptimo chakra: corona, coronilla o coronario.

El corona o coronario es el núcleo energético más elevado, el chakra que viabiliza el acceso a la consciencia más alta, el vórtice ubicado sobre la cabeza que recibe la energía cósmica-divina y el don de la vida. Es el núcleo energético relacionado con la consciencia cósmica, con la inspiración y con la iluminación. Es el fin de un sendero, es el estadio más alto que puede alcanzar la energía. Es el sitio de la realización final, de la liberación de la existencia.

 

Se corresponde con el plexo coronario pero no puede ubicárselo en un sitio determinado del cuerpo físico ya que, en realidad, se trata de un núcleo energético que se halla por fuera de éste, ya en el aura, por encima de la coronilla.Al contrario de los chakras anteriores que se vinculan con determinados elementos, en este caso no hay tal reciprocidad, ya que este núcleo energético, al conectar con lo más alto, es el centro mismo de la trascendencia y no puede hablarse de ninguna correspondencia elemental.

 

Su área de irradiación es el hipotálamo, zona cerebral que produce las hormonas de control que regulan varios procesos corporales.

 

Cuando este chakra se encuentra equilibrado y funcionando a pleno, el ser humano arriba a su más alto desarrollo a todo nivel: físico, espiritual, energético, afectivo, anímico y mental. En este estadio, la armonía es total.

 

Los signos de desequilibrio más frecuentes suelen ser los tumores y la sensación de presión en el cráneo. En el ámbito psicológico, pueden producirse desórdenes mentales graves.

 

En una próxima entrada, hablaremos sobre los bloqueos: Sentimientos reprimidos o no vividos, necesidades básicas insatisfechas, las influencias negativas, los conflictos no resueltos y las influencias del entorno materialista.

La importancia de los cuatro tratamientos consecutivos.

 

Sobre todo para alguien que recibe Reiki por primera vez, es importante tratarlos cuatro veces en igual número de días consecutivos. ¿Por qué? Para lograr armonizar el cuerpo físico, mental, espiritual y áurico. Luego, se puede continuar el tratamiento, si la persona si lo requiere, una o dos veces por semana.

 

Cómo debe prepararse el paciente.

 

Una preparación mínima por parte del paciente hará que el tratamiento resulte más efectivo. Dos puntos son esenciales: llevar ropa cómoda y de colores claros y en la medida de lo posible, que no coma nada en las dos horas previas a la sesión.

 

MUY IMPORTANTE: el Reiki no reemplaza de ninguna manera al tratamiento médico, en caso de haberse diagnosticado una enfermedad.

 

 

Reiki, karma y dinero

 

La Energía Vital Universal es amor incondicional y, por lo tanto, no puede generar karma negativo ni ningún tipo de dependencia.

 

Además, la Energía Vital Universal es un regalo del Cosmos, un don y, por tanto, no puede comprarse ni venderse; únicamente, se recibe con agradecimiento. Por lo tanto, es de primordial importancia que se tenga en claro que cuando se realizan terapias o cursos no se “compra” ni se “vende” Reiki.

 

Ahora bien, para que la Energía Vital Universal (que es una vibración del orden de lo superior) pueda ser aplicada a un receptor, es imprescindible hacerlo en determinadas condiciones espacio-temporales que se inscriben, indiscutiblemente, en un orden de vibración inferior. Esto quiere decir: para que alguien reciba un tratamiento o un curso de Reiki, esto no puede llevarse a cabo en un plano “abstracto” y superior: deben emplearse un tiempo, un lugar e incluso una dedicación determinada.

 

Como es de sentido común, los terapeutas de Reiki tienen derecho a solicitar una contraprestación por transmitir Energía Vital Universal, ya que si bien el Reiki no se compra ni se vende, una sesión supone otro tipo de gastos entre los cuales puede estar el alquiler de un sitio adecuado, los aceites aromáticos empleados, etc. Por ello, cuando alguien pone precio a un tratamiento o a un curso, no está “vendiendo” Reiki sino que está cobrando por el tiempo, el espacio y la dedicación empleados. En suma, por el desgaste energético que supone una sesión o curso de Reiki y que no tienen relación alguna con la Energía Vital Universal sino con los condicionamientos propios de nuestra existencia terrenal.

Reiki a distancia.

 

Los iniciados en el segundo nivel de Reiki pueden vencer las fronteras espaciales e, incluso, temporales con la activación de los tres símbolos aprendidos.

 

Al alcanzar el segundo nivel de Reiki, se pone a disposición del iniciado una sorprendente capacidad: la de acumular la fuerza del Reiki y poder darla atravesando las barreras temporales y espaciales.

 

Concretamente: Reiki se puede mandar a cualquier momento en el pasado o en el futuro y a cualquier sitio del mundo.

 

Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los aspectos más difíciles de creer para los no iniciados en el mundo del Reiki: el hecho de que se puede mandar Reiki a distancia, traspasando tanto las barreras del tiempo como del espacio físico. Muchas personas, aun estando dispuestas a creer que la Energía Vital Universal se puede transmitir por una persona para sanar, suelen ser escépticas con el tema de la curación a distancia, cuando se les informa que el individuo sanado no tiene que estar presente ni tiene que ser en ese preciso momento. Sin embargo, cualquiera que haya experimentado una sesión de Reiki a distancia podrá confirmar que, efectivamente, funciona, y algunos estudios sobre los efectos del Reiki a distancia sobre grupos de enfermos afirman que las consecuencias son medibles y comprobables, aunque no se entiendan desde el punto de vista estrictamente científico los mecanismos que las hacen posibles.

 

El Reiki se basa en la hipótesis de que el tiempo y el espacio no existen, por lo cual, entre otras cosas, se puede cambiar el pasado, puesto que el pasado es algo ficticio.

Fuente: Fragmentos del libro de Mauricio López Lumi, "Reiki, Recuperar la energía sanadora" Editorial Pluma y Papel. Bs.As. Mayo 2005.

 

Sobre el autor del libro: Mauricio López Lumi comienza su formación con el instructorado de la Carrera de Medicina Tradicional China. Su experiencia y entrenamiento incluyen: Reiki, Do In, Shiatsu, Masaje Tailandés, Tai Chi Cuan, Chi Kung y Yoga, así como varias formas de meditación en un contexto de exploración personal y transpersonal consciente. Ha liderado seminarios profesionales en los Estados Unidos, Europa y Sudamérica.

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