La virgen de Guadalupe
- sesionesganesha
- 17 abr 2016
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Las Estrellas del Manto de la Virgen. El Día del Milagro El martes 12 de diciembre de 1.531 ocurrió la aparición de la Santa Imagen de la Virgen de Guadalupe en el ayate de Juan Diego. La mañana de ese mismo día tuvo lugar el solsticio de invierno, que para las culturas prehispánicas significaba: el Sol moribundo que vuelve a cobrar vigor, el nacimiento del nuevo Sol, el retorno de la vida. Ya que el solsticio de invierno es el punto en el cual la tierra, en su recorrido en torno al Sol, da un cambio de dirección en su órbita y comienza a acercarse al astro rey. Con este cambio de dirección se tiene la impresión de que el Sol va recobrando su fuerza y que el invierno va debilitándose. Para los indígenas el solsticio de invierno era el día más importante en su calendario religioso, era el día en que el Sol vence a las tinieblas y surge victorioso. Por esto no es casual que precisamente en ese día la Virgen de Guadalupe haya presentado a su Hijo Jesús a los pueblos indígenas porque así ellos pudieron comprender que Ella traía en su seno al Dios verdadero. ¿Qué hay en el Manto de la Virgen de Guadalupe? De acuerdo con el doctor Juan Homero Hernández Illescas se comprueba, con admirable exactitud, que en el manto de la Virgen de Guadalupe está reproducido el cielo del momento de la aparición: la mañana del solsticio de invierno de 1531. En el manto están representadas las estrellas más brillantes de las principales constelaciones visibles desde el Valle de Anáhuac aquella madrugada del 12 de diciembre de 1531. Allí están las constelaciones completas. Las estrellas se encuentran agrupadas como en la realidad. Deslumbrantes testimonian la grandeza del milagro. LAS CONSTELACIONES DEL MANTO[endif]

A) Lado Izquierdo de la Virgen En el lado izquierdo del manto de la Virgen (a nuestra derecha porque la vemos de frente) se encuentran “comprimidas” las constelaciones del sur: Cuatro estrellas que forman parte de la constelación de Ofiuco (Ophiucus). Abajo se observa Libra y a la derecha, la que parece una punta de flecha corresponde al inicio de Escorpión (Scorpius). Intermedias con la porción inferior, se pueden señalar dos de la constelación de Lobo (Lupus) y el extremo de Hidra (Hydra). Hacia abajo se evidencia la Cruz del Sur (Crux) sin ninguna duda, y a su izquierda aparece el cuadrado ligeramente inclinado de la constelación de Centauro (Centaurus). En la parte inferior, solitaria, resplandece Sirio. B) Lado Derecho de la Virgen En el lado derecho del manto de la Virgen se muestran las constelaciones del norte: En el hombro, un fragmento de las estrellas de la constelación de Boyero (Bootes), hacia abajo a la Izquierda le sigue la constelación de la Osa Mayor (Ursa Maior) en forma de una sartén. La rodean: a la derecha arriba, la cabellera de Berenice (Coma Berenices), a la derecha abajo, Lebreles (Canes Venatici), a la izquierda Thuban, que es la estrella más brillante de la constelación de Dragón (Draco). Por debajo de dos estrellas (que todavía forman parte de la Osa Mayor), se percibe otro par de estrellas de la constelación del Cochero (Auriga) y al oeste, hacia abajo, tres estrellas de Tauro (Taurus). De esta manera, quedan identificadas en su totalidad y en su sitio, un poco comprimidas, las 46 estrellas más brillantes que rodean el horizonte del Valle de México. Conclusión La extraordinaria distribución de las estrellas en el manto de la Virgen no puede ser producto del azar. Pues ninguna distribución al azar puede representar con exactitud y en su totalidad las constelaciones de estrellas de un momento determinado. De hecho, un estudio iconográfico de 150 pinturas de la Virgen de Guadalupe de los siglos XVII y XVIII, realizado por el Dr. Hernández, no encontró ni una sola copia en la cual se pudieran reconocer las constelaciones presentes en la tilma de Juan Diego. En opinión del Dr. Juan Homero Hernández Illescas, la Virgen de Guadalupe aparece completa en el firmamento para ofrecer, con su manto celestial, protección a todo el mundo. LA VIRGEN Y LA PROPORCIÓN DORADA




QUE ES LA PROPORCIÓN ÁUREA La crítica artística afirma que una obra es bella y perfecta cuando encuentra en ella armonía entre el color, la línea, la luz y la composición, entre otros elementos. Una de las formas más bellas para lograr esta armonía es por medio de la llamada proporción dorada o áurea. La imagen original de la Virgen de Guadalupe estampada en el ayate del indio Juan Diego cumple con esta perfección extraordinaria, de acuerdo con el análisis que de la tilma ha hecho el doctor Juan Homero Hernández Illescas. La proporción dorada está formada por un cuadrado al que se le agrega un rectángulo, para formar un espacio donde el lado menor corresponde al mayor en una relación de 1 a 1.6181... denominada número áureo. La proporción dorada se encuentra en todas las manifestaciones del arte desde Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, hasta nuestros días. Se emplea en la escultura, la arquitectura, la pintura y se existe entre las diferentes partes del hombre, de los animales y de las plantas, actuales o fósiles. También aparece misteriosa en la música, la literatura (en especial en la poesía), en el microcosmos (en la forma en la que se agrupan los átomos) y en las galaxias, es decir, en el macrocosmos. Es patrón universal e intemporal de perfección, equilibrio, balance, elegancia, delicadeza y belleza. Al analizar la imagen original de la Virgen de Guadalupe encontramos el cuadrado de la proporción dorada. A partir de éste aparecen más cuadriláteros y rectángulos en toda la figura, así como formas verticales y horizontales simétricas. De manera maravillosa, justo en el vientre de la Virgen Morena, se enmarca, con base en el teorema de Pitágoras y muchos otros símbolos derivados de la proporción áurea, el Nahui Ollín, la flor náhuatl de cuatro pétalos, que para las antiguas culturas mesoamericanas representaba la presencia de Dios, el centro del espacio y del tiempo. Con el Nahui Ollín en su vientre la Virgen de Guadalupe confirma a los indígenas que es la madre del Dios Verdadero, Jesucristo, que ella trae al Nuevo Mundo para darlo a conocer. Es precisamente la parte más importante del ayate de Juan Diego. La Guadalupana es portadora de un mensaje cristocéntrico que los indígenas pudieron comprender inmediatamente, por eso se convierte en la primera y más importante evangelizadora de América.
Fuente: tomada del libro La Virgen de Guadalupe y la Proporción Dorada, Dr. Juan Homero Hernández Illescas, Centro de Estudios Guadalupanos.
EN EL SIGLO DEL ATEÍSMO, MILAGROS QUE DESCONCIERTAN A LA CIENCIA La Virgen de Guadalupe deslumbraba con su prodigiosa variedad de significados simbólicos pero la pintura escondía aún otras maravillas simbólicas, cuya revelación Dios reservaba para varios siglos después: precisamente para nuestra época de incredulidad y apostasía, como preludiando una nueva y más prodigiosa conversión... ● Los primeros exámenes científicos a que la tilma fue sometida, en 1666 y en 1787, concluyeron que la pintura no era obra de pincel ni otro medio humano conocido, y que su conservación era humanamente inexplicable (la fibra de magüey no dura más de 20 años, y la humedad salitrosa del lugar la corrompe rápidamente). ● Estas conclusiones fueron confirmadas en 1954 por el profesor español Francisco Camps Ribera, autoridad europea y mundial en técnicas pictóricas, quien observó que la burda tela absolutamente no ofrecía condiciones para pintar trazos tan delicados sobre ella, y que en la imagen no hay huella de pincel. ● Pero lo más asombroso es que ¡tampoco hay pintura! En 1936 el profesor de química de la Universidad de Heidelberg Richard Kühn, de origen judío y Premio Nobel de Química 1938, dictaminó que en el diseño de la imagen no existe ningún colorante conocido, ni animal, ni vegetal, ni mineral. Es materia desconocida. ● Las fotografías en infrarrojo de la imagen tomadas en 1946, de frente (der.) y al dorso (izq.), revelaron la ausencia completa de trazos de pincel y de cualquier otra técnica pictórica conocida Las fotografías en infrarrojo tomadas por Jesús Cataño en 1946, de ambos lados de la tilma, corroboran que no hay huellas de pincel ni de otro medio conocido. Junto con el Santo Sudario de Turín, esta es la única imagen calificada con el vocablo griego aceiropoivhtoV (literalmente “pintada sin el uso de manos”).

● Esto fue nuevamente confirmado por las fotografías con rayos infrarrojos obtenidas en 1979 por los científicos de la NASA Jody Brand Smith y Philip S. Callaghan. Ellos concluyeron que “la técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es inusual, incomprensible e irrepetible”. ● Como también es inexplicable que el color de la pintura se mantenga vivo y remozado después de cinco siglos, sobre una tela que debería haberse deshecho en pocos años, increíblemente conservada en perfecto estado hasta hoy. ● Pero hay más. En 1929 el fotógrafo Alfonso Marcué había descubierto que en el ojo derecho de la imagen se refleja el busto de un hombre, posiblemente Juan Diego o el Obispo Zumárraga. La persecución anticatólica que se vivía entonces en México impidió llevar adelante las investigaciones. Pero en 1951 el dibujante Carlos Salinas, examinando fotografías ampliadas de la imagen, reconoció esa misma figura reflejada en las córneas de ambos ojos. Esto fue confirmado por una comisión de 20 oculistas, químicos, optometristas y diseñadores tras 8 años de investigaciones ● Tres destacados oftalmólogos, los doctores Rafael Torija Lavoignet, Enrique Graue Díaz-González, y Amado Jorge Kuri, examinaron separadamente los ojos de la imagen con instrumentos de mucha precisión y llegaron a una misma conclusión, que parecen “ojos vivos”. Graue los examinó con un oftalmoscopio de alta potencia y descubrió una luminosidad en las pupilas: “Uno pasa el haz de luz en los ojos de la Virgen de Guadalupe y ve cómo brilla el iris y cómo el ojo adquiere profundidad. ¡Es algo que emociona!... le recuerdan a uno los ojos de una persona viva” El fabuloso porvenir católico de América Latina ● Las sorpresas no paran ahí: en diciembre de 1981 los astrónomos del observatorio Laplace de México, P. Mario Rojas, y el Dr. Juan Homero Hernández Illescas verificaron que las estrellas que aparecen en la pintura corresponden a la posición de las constelaciones en el cielo de México en la madrugada del propio día de la aparición, 12 de diciembre de 1531. Se identifican del lado derecho las constelaciones de Libra, Escorpión, Hidra, Centauro y nuestra Cruz del Sur; y al lado izquierdo Boyero, Osa Mayor, Berenice, Lebrel, Tauro y Dragón. ¡El simbolismo de la Reina del Cielo! ● Otro detalle asombroso: la tilma está colocada sobre una placa metálica cuya temperatura es de 15° C., pero el tejido tiene una temperatura de 36,5°C., correspondiente a la de un cuerpo humano vivo normal. Lo que caracteriza estos hallazgos realizados en el siglo XX es que ninguno de ellos tiene explicación científica. Estamos, pues, delante de un milagro ocurrido hace cinco siglos, que continúa desdoblándose hasta hoy, en nuevos y prodigiosos sub-milagros... Esta secuencia maravillosa, ¿qué otras maravillas augura? Sin duda, con ella la Santísima Virgen nos muestra un acercamiento a los fieles de México y de toda América Latina, inédito en la Historia. Por cierto hay en esa proximidad un grand dessein, una celestial y grandiosa intención. Sus ojos benignos puestos sobre el Continente mestizo indican una especialísima predilección. Más aún, el hecho de que la raza americana aparezca reflejada en esos “ojos misericordiosos”, le da al milagro de Guadalupe una dimensión profética. Y nos comunica la luminosa certeza de que el triunfo universal del Inmaculado Corazón de María, que la misma Virgen prometió en Fátima, tendrá en América Latina —el continente mariano por excelencia— un protagonista de excepción, para construir aquí una nueva civilización cristiana de grandeza inimaginable.
MILAGRO EN LA BASÍLICA DE GUADALUPE
Durante una misa ofrecida por los niños mártires abortados se produjo un milagro en presencia de miles de testigos. Luego de la celebración de la santa misa los peregrinos comenzaron a observar atónitos y a tomar fotos del Ayate del Tepeyac al ver con sus propios ojos como desde el vientre de la imagen comenzó a brillar una intensa luz. La imagen de la Virgen comenzó como a "retirarse" y comenzó a brillar una luz intensa que salía de su vientre, esta luz tomó forma de embrión. Dicha forma coincide exactamente tanto en forma como también en su ubicación al de un embrión en el vientre materno. [if !supportLineBreakNewLine]

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